viernes, 30 de enero de 2015

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - San Julián

Área aproximada donde pudo estar ubicada la iglesia de San Julián

Iglesia / advocación: San Julián.
Otras denominaciones: "Sanctus Iulianus".
Categoría: Parroquia.
Localización: Próxima a la fortaleza y a la Mota.
Patronato / presentación: Derecho de presentación de los feligreses.
Fundación: Fundada en época de Fernando II o Alfonso IX.
Primera mención documental: 1207.
Desaparición: Hacia 1447.
Cofradías y capellanías: Sin datos.

Sobre la ubicación concreta de esta iglesia tenemos muy pocos datos precisos. Dice Ledo del Pozo que se encontraba “cerca de la fortaleza”, pero parece desconocer su situación exacta. Fue una de las tres iglesias, junto con Santa María de Ventosa y San Bartolomé, derribadas hacia 1447 por el tercer conde de Benavente, Alfonso Pimentel (1440-1459), para la mejor defensa de la villa y su castillo, por lo que hay que pensar que estaba efectivamente en las inmediaciones del cerro de la Mota y, probablemente, próxima a San Bartolomé. Muñoz Miñambres señala que "entre el Castillo y la calle de Portugal existían las iglesias de San Julián y San Bartolomé".

En una carta de 1516 se dice de estas iglesias "que heran sitas e asentadas en la mota que agora se dise de la fortaleza e enrrededor de la casa e fortaleza que agora es de los estados desta casa las quales paresçio que se derrocaron por que la dicha casa e fortaleza estoviese e fuese mas fuerte e estoviese mas libre".

Todo apunta a que fue una de las primitivas parroquias de la villa fundadas durante la época de la repoblación, bien en época de Fernando II o bien con Alfonso IX, pues sus primeras menciones documentales son muy antiguas. En 1207 confirma una venta el presbítero de la iglesia: “Petrus Garsie presbiter Sancti Iuliani”. En una carta de principios del siglo XIII del monasterio de Carracedo se menciona a “don Estevan el mora a Sant Julian". En 1222 en la entrega de un molino en Benavente encontramos a "Arias Petri Sancti Iulanin" y a "Andreas Sancti Iuliani". Entre los bienes del monasterio de Santa María de la Vega de Oviedo registrados en 1293 figuran "las casas en que mora don Anton carniçero que sson en Benauente en calamayor enna collaçion de Sant Julian ". En el testamento de Juan Alfonso de Villalobos de 1381 se ordena que “vendan unas casas que yo he aquí en Benavente a San Julián”. En el testamento de 1374 de Martín Alfonso de Melgar se mandan 10 maravedís para la obra de la iglesia.

En el inventario de parroquias del obispo de Oviedo Gutierre de Toledo (1377-1389) se incluye este templo en el arciprestazgo de Benavente, con sus derechos de presentación y la partición de los diezmos:

"San Julián de la dicha villa: a la capellanía apresentan los feligreses e al benefiçio el que tien las casas del tenplo de la dicha villa. Es capellán Gonçalo Martínez e benefiçiado lei [...]. Los diezmos pártense en esta manera: el obispo lleva el terçio de pan e de vino e ajos e lino e çebollas, et los otros dos terçios con el manual a pie de altar liévalo el capellán e el benefiçiado de por medio. Ha el capellán, que es anexo a su capellanía en Variones, una jugada de tierra en Benavente dos tierras et diez o doze pares de casas. Pagan en procuración [...]. Riende esta capellanía [...] mrs. e el benefiçio".

En el libro de actas del Concejo de 1434, San Julián figura como una de las diez parroquias benaventanas que contribuyen al segundo y tercer repartimientos del pedido real del año 1433. Aparece como “San Julián e su partido 2.737 mrs".

En el Libro Becerro del tercer conde, Alfonso Pimentel, se registran en 1448 unas "casas a la collaçión de Sant Jullián, que fueron de Alonso, çapatero, en las quales solía morar Vasco Gonçales, çatiguero".

Según Ledo del Pozo, San Julián junto con San Bartolomé fueron "demolidas y aplicadas setenta y tres años después de su destrucción al Hospital de la Piedad, por una bula de agregación del Papa León X en 1520 y otra de confirmación de Clemente VII, dada en 1523; fue su último párroco D. Pedro Romero, que hizo libre renuncia en manos del Papa León X”.

De estos datos se deduce que el derribo del templo tuvo lugar hacia 1447, en época del tercer conde de Benavente, Alfonso Pimentel (1440-1459). Durante su mandato los dominios del condado se ven inmersos de lleno en las crónicas de las banderías nobiliarias del reino. Los pormenores de estos acontecimientos han sido estudiados por Isabel Beceiro Pita y se enmarcan en el enfrentamiento entre Alonso Pimentel, con otros destacados partidarios de los infantes de Aragón, y el condestable y valido de Juan II, don Álvaro de Luna.

En esta etapa la fortaleza de Benavente y la misma villa se convierten en objeto de disputa por ambos bandos. La obediencia al conde del alcaide nombrado por el rey precipita el ataque a la villa en 1449 de las tropas realistas y la posterior rendición ante la falta de socorro del noble. El asedio a la villa se desarrolló durante diez y seis días, utilizando en las operaciones "muy buenos pertrechos que llevaba así de ingenios como de lombardas", según recoge la Crónica de Juan II.

En época del V Conde, Alonso Pimentel, se decidió compensar de alguna manera la destrucción de los templos y, sobre todo, perpetuar la memoria de los feligreses enterrados en estas parroquias. Por ello en 1516 se entregan 5.000 maravedís a la fábrica de Santa María del Azogue "por el descargo de las tres yglesias de Santa Maria de Ventosa e San Bartolome e San Julian que mando derrocar çerca de la fortaleza e asy mismo fueron pedidos e demandados los frutos e rentas de los dichos çinco mill mrs".

A cambio, en Santa María del Azogue se tendrá "obligaçion de en los sacrifçios e oraciones que en ella se fizieren rueguen a Dios por las anymas de los defuntos que estan enterrados e sepultados en las dichas yglesias de Sant Julian e Sant Bartolome e Santa Maria de Ventosa que heran sitas e asentadas en la mota que agora se dise de la fortaleza e enrrededor de la casa e fortaleza que agora es de los estados desta casa las quales paresçio que se derrocaron por que la dicha casa e fortaleza estoviese e fuese mas fuerte e estoviese mas libre".

domingo, 25 de enero de 2015

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - San Martín

Vista de la Plaza de San Martín durante la fiesta del Toro Enmaromado. Años 40. (Foto CEB Ledo del Pozo)

Iglesia / advocación: San Martín de Tours.
Otras denominaciones: "San Martino", "San Martín de la Puebla".
Categoría: Parroquia.
Localización: En la Plaza de San Martín y junto a la calle San Martín.
Patronos / presentación: Perteneciente a la Orden de Santiago.
Fundación: Fundada por los parroquianos en época de Fernando II (1157-1188).
Primera mención documental: 1188.
Desaparición: Finales del siglo XVIII.
Cofradías y capellanías: Capellanía de San Martín o de la Santísima Trinidad.

La iglesia de San Martín se encontraba al norte de la villa, en la plaza del mismo nombre, muy próxima al barrio judío y la muralla. Fue una de las nuevas parroquias creadas al calor de la repoblación de la villa por Fernando II. Este nuevo barrio benaventano recibió el nombre de “puebla” de San Martín o colación de San Martino.

Sus promotores o fundadores debieron ser los propios parroquianos, que en 1188 entregan el templo a la Orden de Santiago para la culminación de su obra. El convenio establecido el día 1 de junio con el maestre de la Orden, Sancho Fernández, y el comendador, Juan Massoco, contiene interesantes cláusulas que nos ilustran sobre el panorama social del Benavente de finales del siglo XII. Para José-Luis Martín, primer editor del diploma, con este pacto los miembros del "concilium" de la iglesia de San Martín de Benavente no ingresan en la Orden, pero pueden considerarse "familiares" de la misma.

Este concilio está formado por los "parrochianos et heredes supradicte ecclesie, viros ac mulieres" (parroquianos y herederos de la dicha iglesia, hombres y mujeres), que dan al maestre Sancho Fernández la titularidad de su iglesia siempre que el maestre se comprometa a construirla con tal calidad "sicut in Benevento melior illa non sit excepto illas que ex lapidibus fectis construuntur" (de forma que en Benavente no exista otra mejor, excepto aquellas que sean construidas con piedras). De esta noticia se deduce que nuestra iglesia era una construcción modesta, probablemente hecha con las técnicas tradicionales del tapial y el adobe. Las iglesias construidas "ex sectis lapidibus" deben identificarse con obras de fábrica románica, como San Juan del Marcado y Santa María del Azogue, que en estas fechas debían tener su planta bastante avanzada.

Según las condiciones estipuladas, la iglesia de San Martín debía concluirse en un plazo de un año a partir de la primera fiesta de San Martín (el documento tiene fecha de 1 de junio). Además, se establecen otras disposiciones. La Orden tiene ahora facultad para nombrar al capellán, pero si este se desentendiera de sus obligaciones, los parroquianos podrían embargar sus bienes, obligarle a cumplir las normas vigentes en los demás templos de Benavente, e incluso reclamar la titularidad de la iglesia para entregarla a quien quieran. El maestre se compromete, además, a proporcionar vestido, alimento y alojamiento "honesto" a cualquiera de los parroquianos si estos padeciesen necesidad, y a poner un maestro para enseñar a los hijos de los donantes que quisieran aprender: "filios parrochianorum istius ecclesie qui discere voluerint... qui illos bene doceat absque munere".

Durante el siglo XIII hay varias menciones documentales de nuestra iglesia. En 1219 Sancha Pérez, mujer de Rodrigo Pérez, dona al prior Rodrigo Fernández y al convento de San Marcos de León unas casas en Benavente que están en el atrio de San Martín. Entre los confirmantes aparece un capellán, don Juan, que lo debía ser de la iglesia. En 1243 se menciona la presentación de la iglesia de "San Martín de la Puebla de Benavente", hecha por el maestre don Fadrique, rogando a don Gonzalo Martínez, prior de San Marcos de León, que le diese la cura de almas.

En el inventario de parroquias del obispo de Oviedo Gutierre de Toledo (1377-1389) se incluye este templo en el arciprestazgo de Benavente, con sus derechos de presentación y la partición de los diezmos:

"San Martino de la dicha villa húsala apresentar el comendador d'Estriana. Es capellán della Alfonso Gil. Los diezmos desta eglesia pártense en esta manera: el obispo lieva la terçia parte de pan e vino e ajos e çebollas e lino e otra terçia parte del pie de altar et todo lo al liévalo el capellán. En esta eglesia ha tres capellanías servidas e la una lieva el capellán, las otras dos Miguel García e Iohán Martínez, clérigos. Paga de procuraçión [...] mrs. Riende esta capellanía con la otra capellanía [...] mrs".

En el libro de actas del Concejo de 1434, San Martín figura como una de las diez parroquias benaventanas que contribuyen al segundo y tercer repartimientos del pedido real del año 1433. Aparece asociada a Santa María del Azogue y San Pedro: "Sancta María del Açogue e San Pedro e San Martín 5.162 mrs".

En 1572 el VI conde de Benavente, Antonio Alfonso Pimentel, formaliza una carta de permuta con Alonso García, cura de la parroquia de San Martín en Benavente, por la cual éste cede al primero una tierra situada en el término de Monesteruelo que pertenece a la capilla de San Martín o de la Trinidad, que se encuentra en la citada iglesia de San Martín, y el conde cede a dicha capilla cinco heminas de trigo anuales situadas sobre el molino de Villabrázaro.

Sobre las características del templo no contamos con datos. Su fábrica no debía ser de gran mérito, pues del documento mencionado de 1188 se deduce que no estaba construida con piedra de sillar, como Santa María del Azogue o San Juan del Mercado: "sicut in Benevento melior illa non sit excepto illas que ex lapidibus fectis construuntur". Lo que si sabemos, por referencias del XVII, es que el edificio estaba muy próximo a la muralla: "Camarzana a de azer seis tapias a las espaldas de San Martin y la muralla [...] Calzadilla quatro tapias a las espaldas de la parroquia de San Martin encima destas".

Ledo del Pozo consigna su pertenencia a los santiaguistas, agregada a la encomienda de Estriana: "fue una de las iglesias más florecientes en la primitiva planta de la villa; en fin del siglo pasado fue agregada a Santa María la mayor".

Durante el siglo XVIII debió consumarse la decadencia del templo, probablemente por la mengua de sus parroquianos. Según Eduardo Fuentes Ganzo la iglesia fue cerrada al culto en diciembre de 1798 por orden del Tribunal eclesiástico de la Vicaría de San Millán. Su feligresía fue adscrita a Santa María del Azogue. El último párroco de San Martín, hasta 1798, fue Juan Pérez.

Restos de la iglesia estaban aún en pie a mediados del siglo XIX. En el Diccionario de Madoz se menciona como una de las cuatro iglesias desaparecidas a finales del siglo XVIII de las que aún se conservaban escombros. En 1856 Manuel Gil Parra solicitaba licencia al Ayuntamiento para edificar una casa en “la iglesia caída de San Martín”.

lunes, 19 de enero de 2015

Reseña histórica de las parroquias, iglesias y ermitas de Benavente - San Juan del Reloj

Emplazamiento de la desaparecida iglesia de San Juan del Reloj

Iglesia / advocación: San Juan Evangelista.
Otras denominaciones: "Santibáñez", "San Juan del Reloj", "San Juan del Concejo", "San Juan de los Caballeros".
Categoría: Parroquia.
Localización: A la altura de los números 16-20 de la calle de Santo Domingo.
Patronos / presentación: Presentación de los condes de Benavente por cesión del derecho de los feligreses.
Fundación: Sin datos.
Primera mención documental: 1339.
Desaparición: Hacia 1825.
Cofradías y capellanías: Cofradías del Santísimo Sacramento y San Bartolomé.

La iglesia de San Juan del Reloj, sede de la parroquia benaventana del mismo nombre, ha sido considerada tradicionalmente como una de las más antiguas e importantes de la villa. No obstante, su identificación y localización concretas han traído consigo frecuentes equívocos. A ello han contribuido las diversas denominaciones utilizadas en los diplomas para referirse a la misma: "San Juan del Relox o del Reloj", "San Juan de los Caballeros", "San Juan del Concejo", "San Juan Evangelista" y "Santibáñez". Esta última variante fue la que hizo mayor fortuna durante los siglos XIV y XV, así como la de San Juan del Reloj.

La existencia de otra parroquia homónima, bajo la advocación de San Juan Bautista, ha añadido mayor confusión si cabe, por cuanto en los documentos más antiguos se habla simplemente de Sancti Iohannis o San Juan, sin especificar más detalles. Lo cierto es que a pesar de su supuesta antigüedad no contamos con noticias concretas sobre su origen o fundación, y los datos sobre su trayectoria histórica anteriores al siglo XV son muy escasos. Las primeras noticias seguras sobre su existencia datan de mediados del siglo XIV.

La historia de esta iglesia estará para siempre unida al famoso reloj que albergaba en su torre, y que adquirió notoriedad en el refranero popular. Las primeras referencias a este artilugio mecánico son de la segunda mitad del siglo XV, cuando en los libros del Concejo se asientan varias partidas para el pago del salario del "reloxero". Según Fernández Brime, esta fama se debía a "oírse, según dicen, en el radio de algunas leguas". En fecha no determinada el reloj fue trasladado a la iglesia de Santa María del Azogue, donde su mantendrá hasta su incendio de 1738. A partir de entonces, como relata Juan Carlos de la Mata, fueron varias las recomposiciones y arreglos documentados, así como su destrucción por un rayo en 1877.

La iglesia de San Juan del Reloj fue utilizada tradicionalmente como sede de las reuniones del concejo, así como también ocurrió habitualmente con las dependencias próximas del propio monasterio de Santo Domingo. Esta costumbre secular debe ponerse en relación con la existencia en sus proximidades de una construcción conocida como el “castillo del concejo”, lo que parece delimitar un espacio urbano de profundo carácter concejil.

La proximidad de esta parroquia con este "castillo" se comprueba por un documento de 1339 del monasterio de Santa Clara en el que se deslindan unas casas junto a la calle del Barrero y el “castillo de Santibáñez”. El Barrero, lugar de donde se surtían los vecinos para obtener el barro para tapiales y adobes en sus construcciones tradicionales, se identifica por la documentación municipal con el entorno de San Juan del Reloj. Próximas a la iglesia, y por tanto al "castillo", se menciona también en un documento de 1397, un postigo o puerta, una torre y un lienzo de muralla que recibe el nombre de "çerca vieja". Este resto de una muralla primitiva se encontraba, a juzgar por los deslindes de una casa en este mismo diploma, en lo que fue conocido tradicionalmente como “espaldas” o “espaldones” del monasterio de Santo Domingo, es decir en la actual Ronda Madrid, próximo ya a su intersección con la costanilla de Valladolid.

En el libro de actas del Concejo de 1434, San Juan del Reloj figura como una de las diez parroquias benaventanas que contribuyen al segundo y tercer repartimientos del pedido real del año 1433. Se menciona aquí como Santibáñez: "Santivannis 1.317 mrs". Como San Juan del "Relox" es citada en 1459 en una de las reuniones del concejo: "Este dicho dia estando en la eglesia de Sant Juan del Relox de la dicha villa en conçeio por canpana tannida, segunt que lo han de vso e de costumbre de se ayuntar al dicho conçeio".

José Almoína Mateos consideró esta iglesia de orígenes templarios y la sitúo “en la antigua calle de su nombre -hoy de Julián Besteiro- no lejos del lugar que ocupa actualmente la Casa del Pueblo”. El Diccionario de Madoz alude a sus escombros al sur del corrillo de San Nicolás, “hacia el centro de la población”. Efectivamente, parece que su localización exacta debe situarse a la altura de los números 16-20 de la actual calle de Santo Domingo. Hasta hace no hace muchos años se conservaban unos gruesos muros de mampuesto de cuarcita en la parte trasera de estas viviendas, ya en la calle Costanilla de Santo Domingo, que podrían corresponder con restos de dicha parroquia. Varias calles de su entorno han perpetuado su memoria en el callejero tradicional y oficial como la "Costanilla alta" y la "Costanilla Baja" de San Juan del Reloj. El templo fue sede de las cofradías del Santísimo Sacramento y de San Bartolomé.

Como otras iglesias benaventanas, los condes de Benavente disfrutaron del patronato de San Juan del Reloj por la cesión del derecho de sus feligreses. Según la documentación condal: "presenta, así mismo Su Excelencia el beneficio curado de la parroquial de San Juan de los Caballeros, por cesión que de él hicieron el cura y feligreses, como consta de la escritura del margen. (Al margen) Escritura otorgada en Benavente, 28 de noviembre de 1656 por ante Alonso González, escrivano de su número".

En los libros de fábrica hay referencia de obras durante el siglo XVIII para renovar el solado del templo. La transcripción es de José Muñoz Miñambres:

“Propuso José Rodríguez que tiene muchas veces reconocido el piso de esta iglesia y que está indecente, por ser piedra de guijarro y morrillo, que regularmente sin poderse remediar se está desempedrando y los fieles que concurren a orar están con bastante penalidad arrodillados y las gradas del altar mayor son de madera indecentes. También están sin tarimas proporcionales los dos altares de Nuestra Señora y San Bartolomé. Y que por ser mucho el amor y cariño que tiene a esta iglesia tiene voluntad de solarla de piedra de Brime y Quintanilla en conformidad a como acaba de enlosar la de Renueva”.

En 1764 tenemos noticia de la entrega de una parte de las alhajas y ornamentos litúrgicos del oratorio de la Fortaleza a la iglesia de San Juan del Reloj. Por aquel entonces ya no era posible la celebración de misas en el Castillo, al haber cesado los motivos por los que se concedieron, según un breve del Papa de 1760. La entrega fue hecha por la condesa-duquesa de Benavente, María Josefa Pimentel, como consecuencia de una instancia del cura párroco, Pedro Escobar de Castro, en la que manifestaba la pobreza y necesidad de ornamentos de dicha parroquia, por entonces bajo el patronato de los condes.

Todos estos objetos habían sido inventariados por los contadores y entregados por Tomás Calvo Piornedo, capellán que fue del oratorio de la Fortaleza, y depositados en la Cantaduría condal, trasladada desde la Fortaleza hasta el Palacio de San Nicolás. De estos datos se deduce que el Castillo se encontraba en un momento de clara decadencia, y había perdido gran parte de sus funciones residenciales y administrativas.

En julio de 1770, Don Pedro Escobar de Castro aparece en las Respuestas Generales al Catastro de Ensenada de 1752 como preceptor de gramática de la villa y en 1768 como cura de la parroquia de San Juan del Reloj. Este clérigo envió un informe a Madrid con los datos relativos a la capital condal y a su arcedianato para el "Diccionario geográfico" de Tomás López. En su descripción, San Juan del Reloj es una de las 10 parroquias de Benavente. 

San Juan del Reloj debió ser derribada en las primeras décadas del siglo XIX. Tenemos noticia de la concesión su beneficio curado en 1815 al presbítero Manuel Fernández de las Omañas, por muerte de su anterior titular José Daria Valcarce. En 1825 su feligresía fue agregada a la parroquia de San Andrés, "cuya iglesia, hacia algunos años se había derruido”, en palabras de Fernández Brime. Todavía en 1856 las autoridades municipales aluden a “la arruinada iglesia de San Juan de los Caballeros”, con ocasión de la concesión de un terreno a un particular para construir un lagar.

Según Ledo del Pozo, esta denominación "de los Caballeros" se debe a que en los primeros tiempos la mayor parte de los caballeros de la Villa pertenecían a esta parroquia. Este mismo autor nos informa de que aquí tomó las aguas del bautismo el príncipe de Anglona, hijo de Pedro Alcántara Téllez-Girón, duque de Osuna, y María Josefa Pimentel, XV condesa de Benavente.

Se trata, por tanto, de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pimentel (1786-1851), que fue un destacado militar durante la Guerra de la Independencia y director del Museo del Prado. Cuenta Francisco Fernández de Bethencourt que, estando de paso su madre María Josefa, nació en Quiruelas de Vidriales el 15 de octubre de 1786 y fue bautizado en esta iglesia benaventana el mismo día por Agustín González Pisador, obispo de Oviedo. Su padrino fue Fray Francisco Vélez Cosío, caballero de la orden de San Juan y cura de San Juan del Mercado. En el cuadro de Goya "Los duques de Osuna y sus hijos" (1788), el futuro príncipe de Anglona aparece sentado en un cojín a los pies de su madre tirando, mediante un cordón, de una calesa de juguete.

"Los duques de Osuna y sus hijos", por Francisco de Goya (1788) Museo del Prado

Calle Alta de San Juan del Reloj

Transcribimos a continuación la adjudicación de su beneficio curado en 1815.

"Ángel Álbarez Quijano, notario mayor de asiento de esta Audiencia y Tribunal Eclesiástico de la Vicaría de San Millán y sus partidos, en el obispado de Oviedo, sede vacante.

Certifico y doy fe, que haviendo vacado por fin y muerte de don Josef Daira Balcarce presbítero el beneficio curado de San Juan de los Caballeros de esta villa de Benavente, su último y pacífico poseedor, se opuso en este tribunal con presentación a su favor estendida por la excelentísima señora doña María Josefa Alfonso Pimentel, condesa duquesa de Benavente, mi señora, don Manuel Fernández de las Omañas, presbítero, actual párroco del lugar de Lobeznos en el obispado de Astorga, a quien se hubo por tal opuesto; y después de haverse oído en la causa la oposición, que con presentación de los feligreses hizo don Joaquín Chamorro presbítero, vecino de esta villa y al fiscal eclesiástico, quanto expuso sobre el estado de la yglesia, puesta en el perfecto de conclusión y citadas las partes, se dio sentencia que a la letra dice así:

En el pleito y causa beneficios que en este tribunal eclesiástico de la Vicaría de San Millán ha pendido y está sustanciada sobre la provisión y adjudicación del beneficio curado de la parroquial de San Juan de los Caballeros de esta villa, entre partes, de la una don Manuel Fernández de las Omañas, párroco del lugar de Lobeznos, don Joaquín Chamorro, presbítero vecino de esta villa, Antonio garcía del Pozal, y Miguel Paniagua, procuradores en sus respectibos nombres, y de otra por la separación de dicho don Joaquín, el fiscal eclesiástico de esta Vicaría, por el derecho ordinario. Vistos. Fallo atento a los autos y méritos del proceso a que en lo necesario me refiero, que por lo que de ellos resulta, debo declarar y declaro haber bacado y estar al presente bacado dicho beneficio curado de San Juan de los Caballeros, por fin y muerte de don Josef Daira Balcarce, su último y pacífico posehedor, ser de patronato laical y de una sola boz, que reside en los excelentísimos señores condes duques de Benavente a motibos de la cesión hecha por los vecinos y parroquianos de la parroquia citada de San Juan, y por quanto en la presente bacante, la excelentísima señora condesa duquesa doña María Josefa Alfonso Pimentel, en tiempo y forma debida, dio su voz, voto y presentación de dicho beneficio curado a el expresado don Manuel Fernández de las Omañas, quien la califico con su clericato [...]".