miércoles, 11 de junio de 2008

Una imagen para la Historia - La fachada del monasterio de San Francisco de Benavente

San Francisco de Benavente a finales del siglo XIX

Damos a conocer en este artículo una vista inédita e impresionante de la fachada barroca del desaparecido monasterio de San Francisco. Su excepcional interés radica en que a día de hoy no se conocía ningún otro documento gráfico que reproduzca este motivo. El autor de la instantánea fue un viajero inglés, que visitó nuestra villa a finales del siglo XIX.

El monasterio de San Francisco de Benavente fue una de las instituciones más destacadas de las integrantes de la Provincia Franciscana de Santiago. Fundado hacia 1270 a instancias de doña Violante, esposa de Alfonso X, conoció una segunda edad dorada con el patrocinio de los condes de Benavente a partir del siglo XV, que escogieron su capilla mayor como panteón familiar para varias de sus generaciones. Serán los Pimentel quienes den lustre a la vieja fábrica medieval y afronten diversas reformas y reedificaciones a lo largo de los siglos.

Al igual que ocurría con otros conventos benaventanos, como los Santa Clara, San Bernardo o Sancti Spiritus, para su fundación y acomodo en el callejero urbano se tomaron terrenos situados al abrigo de la cerca medieval, de forma que sus paredones perimetrales se integraban en el cinturón defensivo de la villa. Sus dependencias, que comprendían un vasto conjunto de edificios, corrales, huertos y solares, abarcaban las actuales plaza y ronda de San Francisco, las calles Fray Toribio y Renueva, y la avenida del Ferial. Sobre los solares del templo se levantaron a mediados del siglo XX los Juzgados y, poco más tarde, el actual Centro de Salud de la Seguridad Social.

En 1809 una gran parte de los edificios conventuales fueron incendiados por las tropas francesas. Fernando Fernández Brime, en un opúsculo de 1881, describía con emoción el acontecimiento:

“El día de Reyes, o sea el 6 de enero de este año [de 1809], es una de las fechas más terribles y dolorosas para esta Villa, pues en él tuvo lugar el espantoso siniestro del incendio de esta tan preciada fábrica de San Francisco. Es débil la sospecha de que los ingleses antes de marcharse dejaron encendidas maderas, asegurando algunos que los franceses luego que llegaron fueron los que prendieron el fuego a este hermoso edificio, que tanto adorno prestaba a la Villa, el cual incendiándose voraz y espantosamente se redujo enteramente a escombros y cenizas, de las que ha sido imposible repararse. Únicamente quedaron levantadas las paredes inclusas las de la iglesia y torre que todas son de piedra sillería y mampostería, pero fuertemente calcinadas con la intensidad del fuego, que no perdonó la parte más mínima de toda la fábrica. La torre misma abrió también, hundiéndose el reloj en ella colocado, las campanas y cuanto tenía combustible, desapareciendo hasta los mismos metales”.

La fotografía ahora presentada ofrece una vista de conjunto de las fachadas principales del convento. A la izquierda el cuerpo occidental de la iglesia con su pórtico de triple arcada, y a la derecha la portería orientada hacia el norte. Aunque el edificio de la iglesia es ya claramente una ruina, la estampa evoca una construcción majestuosa de un barroco sobrio y arcaizante. El posible empleo del granito en su construcción, su pórtico a los pies, así como algunos destalles ornamentales propios del "estilo de placas" evocan influencias gallegas. En consonancia con todo ello estaría el apellido Taboada del autor del diseño original (Joseph González Taboada) y la pertenencia del convento a la Provincia Franciscana de Santiago. Si nos ajustamos a lo consignado en la documentación debemos situar su ejecución entre 1745 y 1760. La estereotomía del granito, unida a una interpretación muy particular de la decoración otorga a la obra un carácter geométrico y potencia los elementos volumétricos, todo ello en la línea del léxico de esa peculiar fase del barroco cultivada en Galicia.

San Francisco de Benavente a finales del siglo XIX

La fachada de la iglesia se presenta como una gran pantalla pétrea rematada semicircularmente. Su amplio desarrollo espacial llega a enmascarar la estructura interior del templo, especialmente en lo relativo a cubiertas y techumbres. El efecto dominante es el de un gran retablo pétreo, una obra de marquetería de formas geométricas que se recortan nítidamente sobre amplias porciones de muro liso.

Se divide en tres calles verticales y tres cuerpos horizontales. La separación entre cuerpos se hace a través de cornisas. En el cuerpo central las calles se delimitan con pilastras cajeadas, mientras que en el primer cuerpo se emplean placas sobrepuestas y colgantes que mueren a media altura. Esto evidencia que en su diseño ya estaba previsto dejar despejado el muro para recibir el pórtico.

La decoración se concentra en la calle central, con una alternancia de los espacios macizos y huecos flanqueados por asuntos variados: columnas, peanas, molduras, placas, etc. Presiden esta calle central una ventana rematada en arco de medio punto sobre columnas, una hornacina adintelada, cobijo de alguna imagen de San Francisco, y un gran blasón, probablemente dedicado al emblema de la orden franciscana o a las armas de los Pimentel. El resto de la fachada se adorna con cornisas, hornacinas menores, blasones, placas, cruces, bolas apiramidadas y otros detalles.

El encuadre de la instantánea corresponde a una altura superior al nivel de la entrada a los edificios. Coincidiría aproximadamente con la perspectiva actual desde la calle Villalpando mirando hacia el edificio de los juzgados. La cubierta del pórtico occidental se aprecia notablemente deteriorada y llena de maleza. La famosa torre de planta cuadrangular, citada por algunos visitantes, ya no es visible. Dicha torre aún permanecía incólume a comienzos de los años 60 del siglo XIX, pero fue derribada a instancia del Coronel de la Remonta que entonces ocupaba el edificio para acuartelamiento de la tropa. En 1857 el ayuntamiento accedió a derribar el cuerpo superior, aduciendo el peligro de derrumbe. La torre seguramente flanqueaba la fachada por el muro norte de la iglesia, donde se aprecian las huellas y los huecos dejados por una construcción adosada.

En nuestra fotografía, la presencia de varios carros y de escombros en el entorno de las ruinas parece indicar que el desmantelamiento y el acarreo de piedra y materiales de construcción, desde o hacia el monasterio, continúa produciéndose.

El derribo definitivo de la fachada debió producirse muy pocos años después. Antes desde luego de la visita de Gómez Moreno a Benavente en 1903‑1904, quien no hace la menor alusión a la misma. Tal vez, nuestro anónimo fotógrafo, conocedor del trágico destino que le deparaba a este edificio benaventano, quiso inmortalizar la estampa de una vieja gloria agonizante. Sirva este artículo como reconocimiento póstumo a su noble empeño.

Antiguo edificio de los Juzgados de Benavente

Edificio de los Juzgados de Benavente

Restos de San Francisco de Benavente

Restos de San Francisco de Benavente

Restos de San Francisco de Benavente

Restos de San Francisco de Benavente

Restos de San Francisco de Benavente

Restos de la bodega de San Francisco de Benavente

Restos de San Francisco de Benavente

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